
Transferencia del riesgo:
Seguros frente al cambio climático
¿Qué es la gestión
integral del riesgo?
La gestión integral del riesgo implica tres líneas de trabajo fundamentales, reflejadas en la ley de creación del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SINAGERD):
– Reducir el riesgo (gestión prospectiva)
– Mitigar el riesgo (gestión correctiva)
– Reaccionar ante el riesgo (gestión reactiva)
Entre las herramientas para reducir el riesgo se encuentran políticas, normas, mecanismos de financiamiento y medidas relacionadas al uso y planificación del suelo o los medios de vida de las poblaciones. Además, a través de seguros y fondos climáticos, es posible transferir el riesgo que representan eventos climáticos extremos del productor hacia una instancia robusta. Por último, la gestión integral del riesgo también implica preparar el manejo de la crisis, desarrollando posibilidades de respuesta y sistemas de alerta temprana.
Para poder desarrollar los puntos mencionados de manera exitosa, es imprescindible contar con procesos de soporte que permitan conocer el riesgo a través de información confiable y monitorear tanto el riesgo como la gestión del mismo.
¿Cómo se vinculan “riesgo”
y “competitividad”?
Al hablar del “riesgo” asociado a fenómenos climáticos extremos se entiende la probabilidad de que ocurran pérdidas y daños como consecuencia de estos fenómenos. En contraste, el mantenimiento de altas tasas de crecimiento es uno de los factores que determinan la “competitividad” de una población.
En el sector agrícola las pérdidas y daños pueden tomar diversas formas y tener diferentes consecuencias. La pérdida de cultivos y las toneladas de cultivos no cosechados como consecuencia de un evento climático extremo pueden implicar un número de empleos no generados. La pérdida de variedades de semillas y la reducción de exportaciones puede llevarnos hasta el punto de necesitar importar, incluso puede motivar conflictos sociales. Por lo tanto, cuanto más incida el riesgo sobre una población menos competitiva será su economía.
¿Cómo incorporar medidas de
adaptación al cambio?
Al gestionar el riesgo no se deben olvidar tres paradigmas que relacionan al desarrollo sostenible con la presencia del riesgo, al ambiente y la estabilidad de la economía, y a la gestión del riesgo como medida de adaptación al cambio climático. Al considerar este último punto, son tres nuevas condiciones de análisis que incorporan el concepto de adaptación al cambio climático a la gestión del riesgo:
– La presencia más recurrente de eventos climáticos extremos.
– El aumento de la variabilidad climática.
– El cambio en los promedios.
El desarrollo de instrumentos, la producción de información y la generación de incentivos son mecanismos mediante los cuales se puede incorporar medidas de adaptación al cambio climático. De esta manera, la gestión integral del riesgo contribuye al desarrollo sostenible del país, especialmente en un contexto de cambio climático, asegurando su competitividad y el bienestar de su población.
¿Cómo enfocar
el análisis sectorial?
Para una gestión integral del riesgo por sector es necesario un análisis sectorial robusto para la determinación del riesgo. Este análisis varía para cada sector y debe tomar en cuenta múltiples categorías.
En el caso del sector agrícola debe tomarse en cuenta que el territorio peruano es muy diverso y su geografía presenta cuencas, regiones, pisos ecológicos, entre otros, los cuales dan lugar a una serie de riesgos (granizos, heladas, inundaciones, etc.). Además, existen varios actores sujetos al riesgo, como lo son los pequeños, medianos y grandes productores.
Por último, otro grupo de actores importantes es el que toman decisiones en base a este riesgo, ya sea para ofrecer soluciones normativas, financieras o técnicas. Es necesario que la normatividad y las medidas a tomar estén conforme a la diversidad descrita.