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Lecciones del aniego en San Juan de Lurigancho

Aniego-San Juan de Lurigancho
22/01/2019
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Lo que está pasando en estos momentos en el distrito de San Juan de Lurigancho es preocupante y las acciones que se toman para contrarrestar los efectos del aniego de hogares nos ponen frente a varias interrogantes. Una de ellas es la necesidad de una efectiva y oportuna compensación a los vecinos afectados, tema que fue abordado por Eduardo Morón, presidente de APESEG, en el diario El Comercio.

Tres factores

Para que esta compensación sea dable, se necesitan tres elementos: voluntad de pago de quien causó el daño, respaldo financiero que permita un pago oportuno y correcta evaluación de los daños ocasionados. Por eso, en muchos países se obliga a quienes pueden causar daños a otros que contraten un seguro de responsabilidad civil contra terceros.

En este caso particular, Sedapal está en la obligación de contratar esta protección, por ser una empresa que brinda un servicio público. ¿Qué hubiera pasado si Sedapal no tenía un seguro? Hubiese pagado todo con su propio capital, y lo hubiera hecho tarde, por partes, o quizás nunca. La pregunta es si el resto de empresas prestadoras en el Perú tienen este tipo de coberturas.

Luego viene la tarea de evaluar los daños. Es casi imposible saber exactamente el valor de los bienes de un hogar; es un proceso que suele tardar, ya que se tiene que llegar a un acuerdo entre el tasador de bienes y el propietario, considerar factores como el lucro cesante y otros. No siempre es una tarea fácil.

Responsabilidades

Y, finalmente, ¿quién fue el culpable que pagará por todo esto? Aparentemente fue una mala obra realizada por el contratista a cargo de la construcción del tren eléctrico, el que encontró una tubería y en coordinación con Sedapal la reubicó. Según la Ley de Contrataciones, el contratista responde por los vicios ocultos de la construcción en los primeros siete años de entregada la obra.

Cuando es un consorcio, al desintegrarse la responsabilidad suele caer en saco roto, la garantía es un saludo a la bandera y el Estado queda desprotegido. Este ejemplo nos deja la lección de exigir que las garantías en obras como esta estén debidamente aseguradas, pues será la compañía aseguradora la que responda frente a un problema en la construcción.

Foto El Comercio

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