El mercado asegurador ofrece una serie de productos destinados a las empresas. Dos de las herramientas más utilizadas son las cartas fianzas y cauciones, documentos que sirven como respaldo financiero en distintos tipos de negocios.
Para entender ambos instrumentos es importante definir dichos conceptos.
¿Qué es una carta fianza?
Es un documento emitido por una compañía de seguros o un banco, autorizado por la SBS, que respalda las responsabilidades y obligaciones derivadas de contratos de obra, suministro o servicios, teniendo como beneficiario a un tercero. Las características del producto son las requeridas en la Ley de Contrataciones del Estado, su Reglamento y Modificaciones, debiendo ser irrevocable, solidaria, incondicionada, de realización automática y sin beneficio de exclusión a favor del beneficiario. Es una modalidad de crédito indirecto.
¿Qué es una caución?
Es un contrato mediante el cual una aseguradora, a cambio de un precio (prima), garantiza el cumplimiento por parte del Tomador o Afianzado, de una obligación contenida en un contrato de disposición legal, y se obliga a pagar al acreedor de esta, el Asegurado, hasta por una suma determinada (monto asegurado) los perjuicios que le haya ocasionado el incumplimiento de la obligación garantizada.
¿A quiénes van dirigidos estos productos?
Pueden ser contratados por empresas constructoras (obras públicas o privadas), empresas consultoras y supervisoras de obras, entidades técnicas del Fondo Mi Vivienda, entidades prestadoras de servicios (vigilancia, limpieza, etc.), empresas prestadoras de actividades de entretenimiento (casinos y tragamonedas), entre otras.
Gracias a la garantía que ofrecen como productos, las cartas fianzas y cauciones permiten que diversas actividades económicas puedan realizarse de la mejor manera. De esta forma, ninguna de las partes participantes se perjudica durante la ejecución del trabajo.
