La comodidad para manejar un vehículo depende del sistema de cambios al que estés habituado, entre una trasmisión mecánica o automática. En el primer caso, el sistema de transmisión posee un pedal, llamado embrague, que se debe pisar con la palanca de cambio para ajustar la velocidad del auto; mientras que uno de trasmisión automática no necesita el embrague y realiza el cambio directamente.
Te habrás preguntado alguna vez cuál es más cómodo, en realidad no hay respuesta definitiva ya que depende de diversas variables.
Lo que sí se puede hacer es un ejercicio para mencionar las diferencias entre un modelo automático y uno mecánico. Aquí te lo explicamos:
- Practicidad: el vehículo mecánico obliga a utilizar dos pedales para cambiar de velocidad (embrague o acelerador) y la palanca de cambios, mientras que con el sistema automático solo utilizas el pedal acelerador.
- Dominio: El sistema mecánico permite un mayor control de la potencia y cambio de velocidad del vehículo, a diferencia del automático. Esta diferencia se siente, sobre todo en carreteras.
- Durabilidad: El sistema mecánico es manipulado con mayor frecuencia que el automático, por lo que acelera el desgaste de piezas y necesitan ser cambiadas constantemente.
- Costo de mantenimiento: El vehículo automático posee un sistema complejo, por lo que repararlo suele costar más que el mecánico.
- Tranquilidad: En un ambiente tan saturado, manejar un vehículo de transmisión automática alivia en parte el estrés de arrancar y frenar a cada momento, en los casos de atolladeros.
- Costo: Los modelos con transmisión automática suelen costar un poco más que los mecánicos.
Como se puede observar, hay beneficios y dificultades en cada tipo de auto. Lo ideal, en la medida de lo posible, es probar ambos tipos para definir con cuál te sientes más a gusto según tu ritmo de viajes y tus destinos.
